Con todas las Instituciones económicas y
Organismos, centros de estudios, etc., que cuentan con increíbles presupuestos
económicos y medios materiales, resulta imposible predecir qué ocurrirá en la economía
no ya en el próximo año, sino la próxima semana. Si no somos capaces
aparentemente de predecir algo evidente, con tantas mentes brillantes y medios,
¿cómo pretendemos educar a nuestros jóvenes?
Seguimos a enfrentarnos al futuro con métodos del
pasado. Fueron concebidos en una época pasada con la pretensión de enseñar
sobre un futuro que desconocían y que está a años luz de lo previsible en
el momento en que fueron concebidos.
En sus inicios la educación se basó, como ha sido
confirmada por la realidad, en postulados a todas luces erróneos. Se
consideraba que los jóvenes estaban aprovechando su formación si eran capaces
de almacenar y repetir cual grabadoras ingentes cantidades de información. Los
niños pasan por los sistemas educativos de las últimas reformas anestesiados.
La diferenciación por edades, al igual que se
pueden distinguir diferentes cadenas de montaje es un error, por qué no por
capacidades o afinidades. Otra tara es que no tratan de fomentar las
capacidades creativas de los niños, lograr de ellos que tengan un pensamiento
divergente. Esta es una capacidad innata y susceptible de mejora por la cual, manejan
variedad de respuestas o soluciones posibles a cualquier cuestión o tema que se
les plantee, es una forma de razonamiento y/o pensamiento lateral; en lugar del
pensamiento lineal que fomenta nuestro sistema educativo.
Estas capacidades de no cultivarlas, o de
marginarlas y/o solaparlas, se deterioran e incluso se acaban perdiendo con el
transcurrir del tiempo. Tras diez años dentro del sistema educativo, cualquier
niño acaba cayendo en la solución única, se pierde totalmente el pensamiento
lateral.
Otra de la criticas es que en el ámbito
profesional, político, social, formativo post-universitario, se considera que
la colaboración e intercambio de ideas, mediante cursos, seminarios,
actividades formativas, etc., se considera no sólo bueno, sino que fomenta el
conocimiento, el intercambio de experiencias, nadie duda de sus ventajas para
no repetir errores, intercambiar conocimientos y abaratar investigaciones,
proyectos, etc. Pero en los ciclos educativos no se fomentan estas prácticas, incluso
hay quien afirma que el trabajar en grupos no deja de ser “copiar del otro”.
Estamos alineando a los jóvenes y estamos
limitando nuestra capacidad de dar soluciones a los problemas actuales. Parece
que este sistema económico está llegando a su fin, las crisis son más
persistentes en el tiempo y sus efectos más graves, pero seguimos a abordarlas
con los mismos criterios.